20 julio, 2020

Llegamos al comienzo del receso invernal. Transcurrió ya la mitad del año lectivo. Un año totalmente atípico, un año que, a pocos días del comienzo, tuvo que correr por carriles totalmente impensados por una circunstancia inesperada y totalmente inédita.

Una enfermedad producida por un virus, un enemigo invisible para el mundo, pero no por eso menos atemorizante y amenazador.

Y tuvimos que abandonar nuestros habituales lugares de trabajo en la Escuela, los que trabajamos en ella enseñando, controlando, administrando, y los alumnos que son el destinatario del esfuerzo mancomunado y el objetivo de la tarea fundamental de toda Institución Educativa.

Y a partir de ahí, bruscamente, todo cambió. Se suprimieron las presencias, los contactos habituales, el bullicio de los recreos, la presencia de los Otros, eje de nuestras tareas, motivaciones e inquietudes. Empezó el silencio. La Casa abandonada.

Pero, después del triste y angustiante silencio, como si fuera parte de un sueño, empezó, tímida pero obstinadamente, a renacer la vida. Y todos volvimos a vivir… a Querer Vivir…!!! De otra manera, de muy distinta manera, conteniendo la angustia, teníamos que dar testimonio de que la Vida continuaría, que no se iba a amputar así, de la noche a la mañana, toda una vida de ilusiones, esperanzas, anhelos, sacrificios…

Y volvimos a la lucha, cada uno desde su lugar, todos… como si hubiera una Orden que nos llamara a dar testimonio de nuestra Existencia, de nuestro más profunda ESENCIA. ¡¡¡SER… era la orden… CONTINUAR LA VIDA!!! DAR TESTIMONIO DE ELLA… VENCER AL SIN SENTIDO de la parálisis, del temor, de dejar que las cosas fueran así, no caer en un olvido permanente…

Y aquí estamos, luchando a brazo partido para que todo tenga sentido, para vencer a la muerte que representaría el abandono de todo en lo que creímos siempre…

Porque estamos RENACIENDO… Por Nosotros y por Ustedes. Porque creemos que la vida continúa, y debe ser Honrada como tal, y debemos ser útiles, y que tiene sentido redoblar el esfuerzo.

Eso nos hermana más que nunca, lo sentimos todos los días después del esfuerzo cotidiano que a veces nos tiene luchando sin límite de horario, pensando en los chicos, a los que pronto vamos a volver a ver…

UN ENORME ABRAZO.
Luis Santos Serrano